Muros que hablan de guerra y de paz
Medellín, Colombia, 3 de febrero de 2016 – Cuando hace unas semanas regresé a Bogotá después de ocho años viviendo y trabajando en Medellín, me encontré con un panorama en el que el protagonista era el grafiti. Ninguna pared parecía estar a salvo de los artistas que han “rayado” o pintado casas, locales, entidades públicas … Los pocos espacios que quedan libres son vulnerables ante los “grafiteros”.
En estos momentos, Colombia empieza a ver el final de un conflicto muy complejo que se ha cobrado al menos 220.000 vidas, ha dejado decenas de miles de desaparecidos y ha obligado a seis millones de personas a desplazarse. La probabilidad de un acuerdo entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la principal guerrilla del país, levanta grandes esperanzas y, naturalmente, inspira a los creadores. De manera indudable, el proceso de paz se ha convertido en uno de los temas más populares, aunque está lejos de ser el único.
En Colombia como en muchas otras partes, hay debate para saber si estas pintadas son arte o vandalismo. La proliferación del Street Art en Bogotá fue promovida por el alcalde de izquierda Gustavo Petro, un exguerrillero del disuelto M-19, que fue electo en 2012 y gobernó la capital hasta el año pasado. Incluso existe un recorrido turístico privado para conocer gigantescos murales en puntos emblemáticos de Bogotá. Toxicómano, uno de los históricos "rayadores" de la ciudad, cree que "el solo hecho de pintar en la calle es un gesto político".
Quise realizar una serie de imágenes sobre el Street Art en Colombia, empezando por los barrios los más desfavorecidos del centro de Bogotá donde hay pintadas por todas las partes. La foto que prefiero es ésta, con las dos palomas y las palabras “la paz es nuestra”. Lo resume todo. “¡Que le van a robar la cámara!” me advertían los transeúntes mientras fotografiaba estas calles donde reinan la prostitución y la delincuencia. Pero bueno, al fin y al cabo no me pasó nada…
También saqué fotos en Medellín, la segunda ciudad de Colombia donde estoy basado. Es una de las ciudades las más castigadas por el conflicto entre movimientos guerrilleros de ultraizquierda, paramilitares de ultraderecha, fuerzas de seguridad, así como por la violencia del narcotráfico. Mi colega Luis Robayo se encargó de tomar imágenes de Street Art en Cali, qui sigue siendo considerada como una de las ciudades más peligrosas del mundo.
En Medellín, el Street Art es bastante distinto del que se puede ver en Bogotá. La capital ha conocido relativamente poca violencia, si se compara con otras grandes ciudades del país. En lo que fue el feudo del narcotraficante Pablo Escobar, muchas pintadas recuerdan las horas más oscuras de las décadas de los 80 y 90. Gran parte de ellas se puede ver en la Comuna 13, una favela que fue escenario en octubre de 2002 de la “Operación Orión”, una intervención del ejército y de la policía contra la guerrilla y los paramilitares que acabó con decenas de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones de civiles. El año pasado empezaron búsquedas en el vertedero de La Escombrera. Se sospecha que alberga una de las mayores fosas comunes de Colombia.
Por estas calles que alguna vez fueron un campo de batalla, el Street Art recuerda los sufrimientos del pasado, las masacres y la resistencia. Pero también emplea la palabra que todos los colombianos anhelamos y que refleja un porvenir por fin accesible: la palabra “paz”.
Raúl Arboleda es un fotógrafo de la AFP basado en Medellín. Síguelo en Twitter (@RAULARBOLEDA) y sigue también al coautor de la serie, el fotógrafo de la AFP en Cali Luis Robayo (@LuisRobayo).